El místico Diablo, uno de los personajes mágicos que habitan en el Teatro Frufru, tuvo un origen muy particular. Así lo contó quien fuera su dueña, la actriz Irma Serrano.
Por Equipo The Film Tours México
Junto al venerado Fauno y la sonriente Diablita, El Patrón es uno de los personajes más famosos del Teatro Frufru. Se trata de un gigantesco diablo bañado en oro que sólo algunos osados han tenido la oportunidad de conocer al acompañarnos al Episodio 1 de la Ruta del Centro Histórico de nuestros film tours. Haciendo turismo cinematográfico, no es nada común que lleguemos a donde se encuentra esta escultura ahora –su visita está fuera de nuestro recorrido– pero cuando por azares del destino se llega, se considera más un acto de magia que un acto de voluntad. ¿Es él quién quiere vernos a nosotros?
Cómo y quién lo creó es una interrogante que siempre le arrojan a nuestros guías. En esta ocasión dejaremos a la misma madre del mágico edificio, Irma Serrano, que responda con las palabras que usó en su libro A calzón quitado, publicado en 1978 y escrito por Elisa Robledo.
“Me enamoré a primera vista”
Todo comenzó en una celebración junto al político potosino Gonzalo M. Santos, fundador del Partido Nacional Revolucionario y reconocido por ser uno de los más sanguinarios caciques de la región. En la casa del exgobernador en la Ciudad de México , la actriz se encontró con una satánica pieza de más de 2 metros de alto, brazos alzados, ojos abiertos en un grito y totalmente desnudo. "Me enamoré a primera vista", recuerda la Tigresa.
Tras el impacto de verlo, le pidió a su anfitrión que lo envolviera y lo mandará a su casa. Y a pesar de ser el cumpleaños de la invitada, su amigo se negó amablemente. Lo que sí aceptó fue contar cómo había llegado ahí esa poderosa figura:
“Verás, había un árbol muy alto y grueso en mi pueblo natal que le llamaban el Árbol de los Ahorcados. Durante la Revolución, colgaron de una de sus fuertes ramas a más de 200 traidores. Cerca de ahí estaba la iglesia del pueblo, donde se venera a la Virgen de la Soledad. Entre las múltiples balaceras y vandalismos que sufrió mi pueblo natal –Tampamolón Corona, SLP– quemaron a la Virgen. [...] Cuando pasó la Revolución, los del pueblo acudieron a mí para pedirme que les repusiera su Virgen. Le encargué dicha obra a un escultor oaxaqueño, quien necesitaba un trozo grande de finísima madera para moldear su obra. Decidí mandar cortar el Árbol de los Ahorcados porque ya no se iba a utilizar en tiempos de paz. Del gigantesco tronco esculpió una Virgen de la Soledad, pero sobró más de la mitad. Entonces tuve la idea de que hiciera una escultura para mí, pero que no fuera de un santo. Así que se le ocurrió hacerme un diablo...
El diablo gemelo
Pero aquel árbol era tan grande que además de la Virgen y un primer diablo, se alcanzó a esculpir otro más de las mismas proporciones. Santos, más tarde, explicó que perdió el contacto con el escultor, e incluso creía que estaba muerto...sería virtualmente imposible saber dónde estaría el diablo gemelo.
Decepcionada por no agregar la estatua a su vasta colección personal ni poder encontrar al dorado mellizo, regresó a su casa por Insurgentes Sur. Desde el auto, vio de reojo un tienda de antigüedades e inmediatamente le pidió a su acompañante que se detuviera. ¡El otro Diablo estaba frente a ella! Tras examinarlo brevemente, no fue problema pagar $150 mil pesos de aquellos años para hacerse de él. Primero lo conservó en casa, cerquita de San Caralampio, "el santo más chingón de mi tierra", mencionaría."A mi Caralampio le recomiendo a mi mamá, mi casa y mi dinero. Al Diablo le pido fregar a quien se me pongan en contra".
Ahora la escultura vive en el Teatro Frufru donde también fue usado en algunos espectáculos. También se dejó ver en la controversial Naná, película que Irma codirigió con Rafael Baledón a pesar de que el gobierno de ese entonces hizo lo posible por censurarla. De hecho, la misma Tigresa ahí comparte créditos con grandes personalidad como Verónica Castro, Isela Vega, Roberto Cobo y claro, el Patrón...
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